Higiene

Higiene corporal y ambiental.

La higiene corporal y ambiental en la vejez es fundamental para mantener la salud, el bienestar y la calidad de vida, especialmente debido al mayor riesgo de enfermedades infecciosas en esta etapa de la vida y la necesidad de fortalecer las redes de apoyo social formales e informales. Por lo tanto, nuestro objetivo es presentar lineamientos y estrategias que promuevan una higiene corporal y ambiental adecuada en la vejez, con el fin de disminuir el riesgo de enfermedades infecciosas y lograr un bienestar ambiental, familiar y comunitario que favorezca los contactos sociales.

En algunas culturas, existen prejuicios y estereotipos con respecto a la higiene de los ancianos, asumiendo que el envejecimiento conlleva un descuido inherente a la edad en los cuidados higiénicos personales y ambientales, sin analizar las razones detrás de esto en algunas personas. Al respecto, antes de sugerir o proponer recomendaciones para mejorar la higiene corporal y ambiental de los adultos mayores, debemos plantearnos las siguientes preguntas:

  • ¿Los hábitos higiénicos del anciano son los mismos que cuando era joven?
  • ¿La persona adulta mayor tiene hábitos higiénicos deficientes por decisión propia o debido a limitaciones en la funcionalidad física, psicológica o social?
  • ¿La persona tiene la motivación o el interés en mejorar sus hábitos higiénicos y ambientales?
  • ¿La persona anciana cuenta con recursos económicos suficientes para mantener una higiene corporal y ambiental adecuada?
  • ¿La persona anciana tiene los conocimientos básicos para mantener una higiene corporal y ambiental adecuada?

En este texto se presentan algunos lineamientos generales para el cuidado corporal y ambiental en la vejez. No debemos olvidar que no existen normas de higiene personal y ambiental aplicables a todos los individuos, sino que las propuestas que se describen a continuación deben adaptarse de manera flexible e individualizada para cada persona y entorno.

En este sentido, debemos llevar a cabo un abordaje personalizado, considerando las implicaciones de la adopción de cada hábito o estilo de vida. No basta con informar a la persona o a la familia que debe bañarse, lavarse la boca y cuidar la piel, entre otras medidas. También debemos considerar la situación específica de la persona, como los recursos económicos, las dificultades para disponer de los medios necesarios, las condiciones físicas y mentales, las redes de apoyo social informal, la escolaridad y la disponibilidad de tiempo.

Por otro lado, no debemos olvidar que la adopción o cambios de hábitos se producen en los grupos poblacionales, como la familia, los grupos de ayuda mutua y la comunidad en general. Los cambios propuestos deben considerar la participación y aceptación de la familia y el grupo comunitario con quienes convive el adulto mayor a diario, ya que obtendrá la mejor motivación y refuerzo de ellos, además del apoyo instrumental cuando sea necesario.

Higiene corporal

Baño

La piel de nuestro cuerpo es una de las principales barreras protectoras contra las infecciones. Sin embargo, dado que es un órgano vivo que elimina periódicamente la capa superficial a través de la descamación de queratina, se acumulan microrganismos en entornos húmedos y templados. Por lo tanto, es crucial mantener una higiene corporal adecuada para prevenir la acumulación de gérmenes y evitar infecciones bacterianas locales, hongos y sarna, que podrían conducir a infecciones intestinales graves. Se recomienda el baño o ducha al menos tres veces por semana, utilizando jabones neutros y agua a una temperatura moderada para evitar cambios en la presión arterial, mareos y caídas. Además, se deben secar correctamente áreas propensas a la humedad, como las axilas, debajo de los senos (en el caso de las mujeres), pliegues de la ingle y áreas cercanas a los genitales y los dedos de los pies, para prevenir el desarrollo de hongos.

El cuarto de baño debe estar equipado con tapetes antideslizantes y es aconsejable colocar una silla cerca de la regadera para evitar posibles caídas debido a mareos. Es importante que el adulto mayor no se bañe solo, incluso si es capaz de realizar la actividad de manera independiente. En caso de dificultades para afeitarse o recortar vellosidades, se recomienda solicitar ayuda a un familiar o amigo. Asimismo, se aconseja cambiar la ropa al menos cada tres días y optar por prendas con botones fáciles de manipular.

Aseo bucodental

La boca alberga una gran cantidad de microorganismos que se alimentan de los residuos alimenticios, y es crucial mantener una higiene bucodental adecuada para prevenir infecciones locales y sistémicas, como la endocarditis bacteriana. Se recomienda un cepillado bucal después de cada comida, prestando especial atención al cuidado de las prótesis dentales.

Lavado de manos

Las manos son vehículos comunes de infecciones gastrointestinales, por lo que es importante lavarlas con regularidad, especialmente antes de las comidas y después de ir al baño, para evitar enfermedades transmitidas por las manos contaminadas. Se recomienda secar completamente las manos con una toalla de algodón y utilizar crema suavizante para prevenir la sequedad de la piel.

Corte de uñas

Las uñas de las manos y los pies son propensas a la acumulación de bacterias y hongos, por lo que se deben mantener cortas. Es posible que el adulto mayor necesite asistencia para cortar las uñas, especialmente las de los pies, debido a la dificultad para alcanzarlas. Las uñas de las manos deben cortarse aproximadamente cada 15 días, mientras que las uñas de los pies deben cortarse mensualmente, siguiendo la anatomía de la uña y el dedo. Se recomienda realizar el corte después del baño, ya que las uñas están reblandecidas. Además, en caso de engrosamiento de las uñas, se sugiere acudir a un especialista en el cuidado de los pies o un podólogo.

Higiene ambiental:

Se debe mantener limpio el lugar en donde vive el adulto mayor, acorde con los siguientes lineamientos

  • Barrer diariamente la casa, la recámara, el patio y la banqueta de la calle.
  • Lavar con agua y jabón los pisos de recamaras, sala, cocina y patios cada tercer día.
  • Lavar el baño de una a dos veces por semana.
  • Si tiene perro, recoger las heces al momento de evacuar y  lavar el lugar  donde transita cada tercer día, además bañarlo cada semana.
  • Si tiene otros animales domésticos debe mantener limpio el sitio en donde los tienen guardados.
  • Mantener el agua y los alimentos siempre cubiertos y fuera del alcance de los animales.

Referencia

  • Mendoza-Núñez VM, de la Luz Martínez-Maldonado M, Vargas-Guadarrama LA. Envejecimiento activo y saludable: fundamentos y estrategias desde la gerontología comunitaria. Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Estudios Superiores Zaragoza; 2013.

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